Manuel Morales Alvarez
La política alimentaria es vital y de interés para todo el pueblo boliviano, por ello nuestra atención se ubica en la producción de alimentos y todos los elementos que la hacen posible.
En 1992 se publicó el libro Rojo del Movimiento Campesino de Bases MCB, del que tuvimos la oportunidad de aportar en su elaboración junto a connotados dirigentes campesinos de todo el país. De manera precisa se señalaba el camino de la soberanía alimentaria por el cual debería transitar Bolivia para producir alimentos y alimentar a nuestra población.
El gobierno del MAS diseño un nuevo modelo productivo y alimentario hibrido, es decir, una mescla donde se dejaba en segundo plano la producción con soberanía de alimentos para implementar una política pragmática de seguridad alimentaria, que le venía muy bien al modelo extractivista, a la política populista y pragmática de abastecimiento barato del mercado interno. En concreto, se autorizó la importación de alimentos, se permitió el contrabando de los mismos hacia el país, se alentó al agronegocio y se promovió la mutación del sector de la economía familiar campesina a base prebendal y corporativa de libre disponibilidad del gobierno de turno.
El modelo alimentario del MAS vio durante varios años como el mercado de alimentos satisfacía la demanda de la población con productos importados, productos de contrabando y productos agroindustriales a precios estables, bajos y sin importar la calidad del alimento. De esta manera, el gobierno del MAS no se angustiaba respecto del derecho humano a la alimentación, porque la mayoría de la población cambiaba sus costumbres alimentarias, empezando a consumir en grandes proporciones pollo frito, papa frita cuyo origen es el Perú, azúcar en productos industriales procesados, harina de la Argentina, frutas de Chile.
La escases de dólares ha movido este tablero de alimentos, hoy en día, los contrabandistas prefieren sacar los alimentos hacia los países vecinos, que meterlos a Bolivia, porque pueden cobrar en “monedas fuertes” e incluso en dólares.
El tomate, el arroz, el pollo, el chancho, el aceite y otros alimentos se han convertido en productos flotantes que van hacia donde el precio es más elevado. Con ello se están creando las condiciones de una parte de la crisis alimentaria.
La otra parte proviene de la crisis del sector empresarial. En el caso pecuario, la exportación de carne de res pone en jaque la política de control del sector a través de la regulación de las autorizaciones de exportación, mecanismo que fue uno de los instrumentos preferidos de la política estatal de colaboración entre el sector empresarial y el gobierno del MAS. La exportación de carne a China es tan demandante que podría absorber la totalidad de la producción nacional, que incluye no sólo carne de primera sino todos los productos bovinos, ya que China demanda también huesos y viseras. Esta presión externa genera el incremento del precio de la carne para los bolivianos.
Respecto al trigo y el arroz, los datos son preocupantes. Arroceros sembraron este 2024 solo 80 mil hectáreas, debieron hacerlo en 180 mil hectáreas, eso significa que la producción nacional es sólo del 44%. El gobierno ha emitido el Decreto Supremo N° 5250, en el que difiere a cero por ciento (0%) el Gravamen Arancelario para la importación de arroz y transferir a INSUMOS – BOLIVIA por la suma de Bs397.221.120.- (Trescientos Noventa y Siete Millones Doscientos Veintiún Mil Ciento Veinte 00/100 Bolivianos), para la compra, importación y comercialización de arroz, monto que incluye “costos operativos y logísticos”. Para el gobierno del MAS que gozo de buena fortuna económica durante estos años, disponer dinero para importar arroz debe ser molestoso y más, cuando el producto escasea y sube de precio, amén de la incapacidad de EMAPA para proveer el producto a las familias bolivianas.
Este 2024, el sector empresarial sólo produjo el 5% del trigo que demanda el mercado interno, es decir, se deberá importar o contrabandear el 95%. La misma historia, el gobierno se vio obligado a aprobar el Decreto Supremo N° 5195 donde “Se difiere el Gravamen Arancelario a cero por ciento (0%) hasta el 31 de diciembre de 2024, para la importación de trigo y harina de trigo”.
El modelo alimentario del MAS se cae a pedazos y ello nos precipitara a una verdadera crisis alimentaria, frente a la cual debemos organizarnos.
10 de diciembre de 2024