Opinion

JUDE LAW, ESPEJITOS Y CUENTAS DE COLORES
Textura violeta
Drina Ergueta
Domingo, 22 Febrero, 2015 - 12:49

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“No entiendo qué pasa que cuando vemos a un gringo se nos caen las bragas”, lo decía una monja hace muchos años y parece ser que, con descolonización a cuestas ya desde hace un buen trecho, hay cosas que las llevamos tan incorporadas que no cambian o reaparecen, por muy buena intención que se tenga.

Los carnavales ya terminan, queda el Domingo de Tentación y el Corso de Corsos como aleteos finales de baile y tradición. Acaba esa exaltación de lo nuestro donde el invitado especial en este año fue el actor Jude Law, quien traído por una empresa privada, la Cervecería Boliviana Nacional, fue recibido casi como Dignatario de Estado.

Por un lado, ¿eran necesarias tantas atenciones?, es decir ¿no habría que darlas en la justa medida?, y, por otra parte, quién es el “dueño” de este tipo de fiestas y tradiciones. Es el pueblo, que le asigna su representación al Estado a través de sus administradores, o son las empresas auspiciadoras.

De acuerdo a la Cámara Boliviana de Fabricantes de Cerveza, las ventas de esta bebida en carnaval representan hasta el 25% anual para las empresas productoras. Siendo la CBN la más importante, sus ventas son las más altas y su presencia publicitaria en la fiesta está por doquier.  Su representante en Marketing informó que invertirían dos millones de dólares en estas fiestas, cifra enorme para Bolivia.

Se anunció que Law llegaba para “realzar” el Carnaval boliviano. No se dijo, pero se entiende que ha sido contratado para ello, se supone a cambio de un pago. Evo Morales le puso el poncho de rigor, participó en una ch’alla, estuvo sólo hora y media en la Entrada del Carnaval de Oruro, sentado en medio del Presidente y del Vicepresidente del Estado Plurinacional, y luego pasó a terminar el día en el Carnaval de Santa Cruz. Todo con cobertura mediática máxima y fotografías y muestras de afecto totales sólo por haber venido.

Hace unas semanas, la CBN envió a los medios material informativo en el que explica las actividades que realiza dentro de la campaña de promoción del Carnaval boliviano, entre ellas está una visita a Lima, donde “Paceña, a través de la reina (del Carnaval cruceño) nombró al diplomático (Embajador boliviano en el Perú) como promotor oficial del Carnaval boliviano en el Perú”. A ver, como empresa podrá nombrarlo promotor de su cerveza (que le valdría el despido al diplomático), pero no del Carnaval, porque la empresa no es quién para hacerlo y porque el Embajador ya tiene entre sus obligaciones el difundir y promover la cultura nacional.

Se entiende que la CBN hace todo lo que le da beneficios y  se mueve en un amplio espacio que es permitido. Sólo aparece públicamente en situaciones de alegría, de festejo, diversión, de tradición cultural festiva y también resalta su presencia en eventos relacionados con los concursos de belleza.

Entonces modelos y mises pueblan sus anuncios, reafirmando de paso los estereotipos machistas de mujer ideal fotoshopeada y alejada de la realidad; sin embargo, la bailarina de cuerpo más rellenito, con más años, con pollera más larga, que vibra cuando baila y sonríe haciendo brillar su diente de oro, también es hermosa señores.

En la realidad, en estas fiestas, cada año hay accidentes de tránsito y muertes por excesos en el consumo de bebidas alcohólicas. Cada año hay agresiones a mujeres, ya sean sexuales o de violencia machista y los agresores suelen argumentar en su defensa que estaban borrachos. En estos casos no aparece la marca y la marca tampoco invierte en campañas para evitarlos. Es que no es conveniente que se asocie una cosa con la otra.

Law vive o se enriquece con su imagen, el sistema se lo permite. La CBN, que es la principal industria nacional y una de las que más impuestos paga porque también gana, se mueve como mejor cree que le conviene a su negocio e imagen.

¿Qué hace el Embajador boliviano en el Perú prestándose a campañas publicitarias? ¿Qué hacen las autoridades condecorando y dando gracias por haber venido a un actor de cine más o menos conocido? ¿Hacen su función?
Cuando hay excesos en atribuciones respecto a una fiesta popular; cuando una empresa, por ejemplo, debería invertir también en campañas de interés público y de responsabilidad social, como es la lucha contra el machismo o los accidentes de tránsito, porque su producto socialmente está relacionado a estos según una opinión ampliamente extendida; cuando se debe colocar en un sitio correcto a un personaje público para velar por la imagen coherente del país descolonizado, es el Estado el que debe hacerse cargo y no sumarse a la fiesta sin más ni dejarse obnubilar por cuentas de colores y espejitos.