Opinion

FRAUDE ELECTORAL "IN-CREIBLE"
Punto de Re-flexión
Omar Qamasa Guzman Boutier
Viernes, 17 Octubre, 2014 - 12:16

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En alguna oportunidad escribimos que la cuestión del fraude electoral puede considerarse bajo dos perspectivas; la del fraude alevosamente torpe (y por tanto no creíble) y la del fraude “limpio”, es decir creíble. Se entiende que en ambos casos, de lo que se trata es de modificar la voluntad del electorado nacional, de tal manera que se beneficie a una de las opciones políticas, en la competencia electoral. Pues bien, para el binomio formado por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), las cosas están en camino hacia un fraude escandaloso. En efecto, lo que seguramente tanto masistas como las “autoridades” del TSE pensaron debería haber sido un fraude creíble, una maniobra engañosa pero limpia, se ha convertido rápidamente en manotazos torpes que han puesto al desnudo la absoluta parcialización del órgano electoral, para beneficiar a Evo Morales y su partido.

Qué tan escandaloso debe verse esta maniobra, que incluso los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) se han visto en la necesidad de emitir críticas -muy diplomáticas, es cierto- a la labor del TSE.

Recuérdese que la OEA es, en un principal, un organismo internacional que tiene como característica el de apoyar de manera encubierta, la acción de cualquier gobierno del área, ya que la propia subsistencia de la OEA depende precisamente de los gobiernos de esta región del mundo. En el país, lo ha hecho al no emitir opinión alguna, ante la inconstitucional participación en las elecciones de Evo Morales, a pesar que fue el propio organismo interamericano el que conocía del impedimento constitucional boliviano para ello.

Con todo, a los miembros de la OEA no les quedó otra alternativa que la de observar la falta de transparencia en el trabajo del TSE. Precisamente la falta de transparencia es lo que ha llevado, al igual que la delincuencia lejos de la observación de la opinión pública, a habilitar a muertos como votantes, a admitir la votación múltiple de algunos registros electorales (aunque modificando la foto y el nombre del “votante”) y a cerrar los ojos ante la existencia de más votantes que los inscritos en una mesa electoral. Amén de las declaratorias de “cuartos intermedios” en las cortes departamentales electorales, como las de Cochabamba y Tarija, por ejemplo, para que, luego de tales interrupciones, aparezcan al por mayor las irregularidades que los partidos de oposición denuncian. Y ni qué decir de las modificaciones de los resultados electorales oficiales que, sorpresivamente, son también oficialmente modificados, como en el caso del departamento de Pando. Como podrá entenderse, resultado sorprendente que en cada una de estas irregularidades, el beneficiario siempre sea el partido de gobierno, es decir el MAS.

La burla del TSE no es sino el resultado del cumplimiento de la orden melgarejista que viene desde el Palacio de gobierno. Aquí, la intención es dotar, aún sea a la mala, de dos tercios de la representación parlamentaria, en el futuro inmediato, al partido de gobierno. Hemos señalado, en anteriores columnas, que la pérdida de convocatoria electoral del MAS era alguno notorio (solamente en el departamento de La Paz, esta pérdida alcanza a casi el 10%, en comparación a las elecciones del año 2009) y gracias a esa merma es que Evo Morales  y su partido han visto esfumarse la posibilidad de contar con dos tercios en la futura gestión legislativa.

La miseria humana de los hombres del gobierno y de sus seguidores, el TSE, está llevando al país a un escenario en el que la democracia institucional perderá todo viso democrático, por lo que la sociedad deberá recurrir, seguramente, a otros mecanismos de expresión democrática, para poder expresarse. El asalto a las ánforas es tan evidente que, como dijo una representante de uno de los partidos opositores, ya no se trata únicamente de ineptitud de los funcionarios del TSE, sino sencillamente de mala fe. Mala fe, que se expresa en el traslado de la votación hacia los candidatos del MAS, en aquellos lugares en los que éstos hubieran sido derrotados, de acuerdo al vocero del MSM. En este orden, es pues válida la protesta de Filemón Escobar, cuando criticaba en Cochabamba al órgano electoral y de estar, en componenda con el MAS, “jodiendo la democracia”.