Opinion

LA NATURA CONTRA EL HOMBRE
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Jueves, 6 Noviembre, 2014 - 17:39

Valorar: 
Average: 5 (1 vote)

Ha recorrido el mundo la noticia de que organismos internacionales se preocupan por los cambios que se producen en el mundo y que los fenómenos naturales ya son imposibles de predecir; llueve cuando no es tiempo que suceda, hace calor hasta temperaturas nunca vividas y los hábitats para la fauna y forestales se hacen difíciles, hay movilidad masiva de los seres en busca de sobrevivencia.

El panorama mundial se hace dramático y se prevé que las predicciones hechas sobre desastres, pestes, hambre, guerras, terremotos junto con otros fenómenos sociales están a la vuelta de la esquina. Lo increíble se hace realidad en estos años del Siglo XXI.

Los países poderosos que dominaron la tierra, a través del control de las naciones, saben que esta verdad es terrible y que sin duda también les afectará de manera directa, por ello gastan millones de dólares anuales en buscar lugares extraterrestres en la esperanza de encontrar vida; pero es bueno saber que ahora asumen su corresponsabilidad en reconocer en cómo está el mundo y su naturaleza.

La sobrexplotación impuesta ayer en casi todas partes del mundo en busca de generar riqueza para mantener su hegemonía, hoy tiene consecuencias graves en el comportamiento de la naturaleza. Es que a fuerza de bases militares se hicieron desaparecer cerros enteros por explotación de rajo abierto para extraer el preciado mineral que no benefició a los países de origen.

En estos países sometidos se nombraba (y todavía se hace en el África y Oriente) gobiernos títeres y neocoloniales que recurrían a la represión inhumana de sus propios ciudadanos que alzaban la voz contra este flagelo:
Así se esparció en el mundo la miseria y la ruina de la agricultura campesina, el desequilibrio de la relación ecológica de los seres vivos, la destrucción de la naturaleza. Y cuando ya no servía un determinado lugar, entonces partía el capital hacia otras partes del mundo para repetir la explotación, la maquila, los salarios de hambre y miseria para los nativos.

Lo peor es que junto a la industria migrante se movió y se mueve a millones de personas que van tras del medio de trabajo, entonces también se destruyen familias porque la mano de obra deja la patria; es la forma de ganarse la vida en las economías desarrolladas.

Ésta ha sido la característica de la economía en las últimas décadas y se profundiza en muchas partes del mundo, así de cerquita tenemos la contaminación de los ríos. En nuestro entorno el Pilcomayo a costa del enriquecimiento de pocos que vierten el veneno de los químicos hacia la naturaleza mientras el pueblo duerme, pero la riqueza que se obtiene beneficia a otros poderosos que están más allende del mar.

Ejemplos sobran: la Joya en Oruro cuyo oro sólo quedó en residuos para el país, o la tala de cientos de miles de hectáreas de árboles preciados y hoy convertidos en cenizales en muchas partes del bosque en el oriente; la seria amenaza de la desaparición del Cerro Rico de Potosí, por señalar algo más conocido porque hay otros lugares de los que no se habla ni se conoce.

Si los países que tratan las materias primas en sus grandes industrias que diariamente contaminan con sus grandes chimeneas, todos ellos ubicados en el norte, hoy demuestran preocupación por la situación climática del mundo, es preciso hacer cumbres y se dialogue de manera real, cierta y sincera, además con decisión de aportar lo que sea necesario para enfrentar la hecatombe que se viene pronto con fatales consecuencias para la humanidad si es que no se asume que dependemos de un mismo destino.

Mientras tanto, no es fácil predecir qué nos deparan los meses próximos; en otras partes hay inundaciones y en otros lugares hay sequía, las temperaturas se hacen insoportables y la vida se hace cada vez difícil, aún así tengamos dinero en el bolsillo, contra la furia de la natura no habrá riqueza que valga. En los países ubicados en la parte sur de la tierra, siempre expresamos nuestra voz de alerta que los poderosos no quisieron oír, hoy se convierte en grito.