Opinion

DESIGUALDADES SOCIALES
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 8 Mayo, 2013 - 12:39

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Los hechos más importantes ocurridos a lo largo de la historia de nuestro país tienen su explicación en la desigualdad social. La brecha entre pobres y ricos se mantiene incólume pese a las promesas de buscar el vivir bien y la aplicación de una política económica con membrete de socialismo. Es que si no se toman decisiones verdaderamente revolucionarias, sólo se trata de administrar en el gobierno el viejo esquema donde se ahondan las diferencias.

La intención no es suficiente para cambiar una sociedad donde sólo pocos se llevan la mejor parte de la riqueza que se genera en el país, o visto de otra manera, se deja caer más migajas de la mesa del banquete; pero insuficientes para atender a una población a la que se deja soñar con mejor educación, salud, condiciones de habitabilidad, empleo permanente y en mejores condiciones, seguridad ciudadana y la corresponsabilidad de asumir decisiones por el país.

Si bien es cierto que nos alejamos de las épocas negras de las dictaduras;  el sistema democrático conquistado por el mismo pueblo, aún no se profundiza para alcanzar una ciudadanía plena donde se tomen en cuenta las ideas y propuestas para el bien común. Lo que tanto se criticó en el discurso, el neoliberalismo, sigue vivito y coleando.
La economía del país se muestra en estadísticas con ascensos importantes y se halaga la nacionalización de varias empresas que ayer fueron entregadas a manos privadas, en la realidad de mejorar las condiciones de vida de la mayor parte de los bolivianos no se siente de manera significativa, especialmente en la clase media, esto decir que no se produce excedente.

La ciencia y tecnología, la investigación que se encarga a las Casas Superiores de Estudio, no aportan a las soluciones de los problemas que se vive en el pueblo: la educación marcha por un lado y la realidad del pueblo por otra diferente. En las universidades no siente la apropiación de las ideas revolucionarias que se pregonaban en los inicios de la Autonomía que se defiende a raja tabla, sin entender su verdadera esencia.

La relación con el comercio exterior continúa siendo de dependencia, la balanza se inclina más hacia las importaciones que las exportaciones, éstas últimas siguen siendo de expoliación de nuestras materias primas; la propuesta de comer nuestro propio pan está lejos de ser alcanzada. La seguridad alimentaria no había sido sólo cuestión de gobierno, sino también del pueblo.

En la búsqueda innata de buscar mejores condiciones de vida, la migración sigue siendo un fenómeno incontrolable para una población cada vez más en ascenso, no sólo interna sino el éxodo es hoy hacia los países vecinos, sino es Argentina es Brasil o Chile. Los que vuelven de Europa por la crisis que allá se vive no es a su país, sino a otras partes de América donde se puede encontrar trabajo.

La tensión que se vive en los días actuales se debe a que el sistema social ahonda el desequilibrio antes que la armonía y la justicia. El neoliberalismo impuesto desde 1985 en el país tenía el objetivo de acabar con el poder de los sindicatos y lo logró, ahora el objetivo es destruir la unidad de los trabajadores y el pueblo con ofertas de jubilación diferenciada: a unos con el cien por ciento de sus haberes, a otros hasta con ocho mil bolivianos y a los más con rentas menores al 50% de sus actuales ingresos. La cuestión es que hasta en la vejez los bolivianos no somos iguales.

Uno de estos sectores menos privilegiados es la clase media, aquella donde se encuentran los profesionales, no pocos se quemaron las pestañas en noches de estudio, de sacrificio, de dedicación y esfuerzo y que hoy no se reconoce. ¿Deben migrar a otras partes del mundo? ¿Necesariamente deben ser del “Instrumento” para ser parte de las decisiones en su país? ¿Su formación fue un gasto o una inversión? ¿No deberían ser corresponsables del sistema administrativo donde se conciban propuestas de disminuir las diferencias y dentro de la premisa de las autonomías municipales y departamentales? ¿Es que no aprendieron a hacer ciencia en sus años de estudio?
Estas diferencias  hacen  que los bolivianos estemos enfrentados: el gobierno que reprime y castiga las movilizaciones de descontento del pueblo, otros que se alegran porque añoran el pasado.