Opinion

SIN QUERER QUERIENDO
Miradas Inclusivas
Ilse Miranda
Viernes, 22 Mayo, 2015 - 17:15

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Voy a reflexionar en la perspectiva de producción de un Estado incluyente, valiéndome del caso de las láminasconteniendo información discriminatoria en contra de madres de “los llanos”. Inicio recordándoles que la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, en su Art. 77.I señala que: “la educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla”.

Cito la parte controversial de la lámina: (…) “Las bolivianas se distinguen por la zona que habitan. Las madres del altiplano son las más sacrificadas, porque se dedican al cuidado de sus hijos, la casa, el esposo y los ganados. Las madres de la región valluna son similares a los de la región altiplánica, son sacrificadas porque se dedican a la agricultura, al trabajo de las tierras junto a sus esposos y sus hijos, ocupándose de todo lo que respecta al hogar. Las madres de la región de los llanos son diferentes, no son muy querendones de sus hijos, son mujeres de poco trabajo, de repente estas madres de esta región se ocupan por su belleza femenina, por verse bien, dejando de lado a los hijos, son poco colaboradoras.

Hay varias frases en el texto que afirman situaciones que pueden considerarse excluyentes, en tanto invisibilizan un conjunto alarmantemente significativo de situaciones que constituyen el “ser madre” en nuestro Estado: ¿Las bolivianas se distinguen por la zona que habitan?”. ¿Las madres se dedican al cuidado de sus hijos, la casa, el esposo (…) a la agricultura,ocupándose de todo lo que respecta al hogar?¿Qué somos todas aquellas que no entramos ni en la foto y ni en el discursillo?

El contenido de la lámina restituye y legitima con insistencia,una relación indisoluble entre sacrificio y maternidad, valoración social que tiene un significativo impacto negativo en la vida de muchísimas mujeres, hijas e hijos. Miradas que se van introduciendo en una misma y en los hijos si no se responde a esa imagen sacrificada. De disfrutar la vida, poco.El sacrificio y la maternidad emergen sin duda, uno como consecuencia de la otra, pero como necesidad, en sociedades cuyos usos y costumbres denotan una lamentable permisividad ante una irresponsabilidad paterna que parece ser la norma. O en un estado en el que las madres tienen que sacrificarse más porque ganan menos, con respecto a los varones. O en sociedades que asumen que es de “la madre” la responsabilidad de “ocuparse de todo”.  Y así acabamos haciéndoles, con quíntuples jornadas: Mejor administradora de hogar, mejor trabajadora de hogar, mejor empleada externa, mejor profesional, mejor amiga, persona además  actualizada… Si vamos a analizar los términos excluyentes que contiene la lámina, habrá pues que desgarrarse las vestiduras también por ello.

En situaciones de vulneración de derechos, como la de la lámina, y citando declaraciones de algunos actores y autoridades que se han posicionado diciendo las disculpas son insuficientes...me expreso totalmente de acuerdo. Las mismas autoridades han presentado procesos judiciales como si éstos sí fueran una solución. Si bien necesarios, deber del estado y derecho irrenunciable de quién es vulnerado, en términos de soluciones, los procesos judiciales a “autores, coautores, cómplices y/o encubridores...”, son también insuficientes. Nuestras múltiples autoridades seguro se dan cuenta de ello. Hay que hacerlo como principio, pero ello no constituye solución.

Lo de la lámina y las reacciones en torno a ella, como muchos usos y costumbres de toda dinámica cultural, expresa valores que se interiorizan en procesos educativos cotidianos, en y fuera de las escuelas, academias e institutos. Muchos de ellos, legitimados por la simple repetición de frases, imágenes, acciones, que van constituyendo “sentidos comunes” cargados de prejuicios, informaciones falsas o parcialmente objetivas. Procesos educativos que aúnestando fuera del ámbito académico de la educación, no deja de ser responsabilidad del Estado. ¿O si?

El abordaje de la vulneración de derechos y el proceso de restitución de los derechos vulnerados, en el caso de la lámina y tantos otros, demandan en efecto un concurso responsable de los actores sociales para gestar acciones que puedan definirse como soluciones, esto es, que generen otras condiciones de convivencia. Frente a esos procesos educativos que generan un sentido común excluyente, violento y proclive al delito, es necesario estructurar procesos educativos, contenidos, discursos y sobre todo, sobre todo, prácticas, que generen muchos de aquellos valores preciosos ofertados como nuestros en la Constitución, la inclusividad entre ellos.

Cuando hago este tipo de sugerencias a actores de la sociedad civil y del gobierno, tipo: empecemos ahora un trabajo de largo plazo para que éstas cosas cambien así o asá, suelo recibir respuestas tipo: “No se cambia el mundo en un día”. Esto, traducido a realidad me suena a “No molestes, seguiremos haciendo lo mismo pero llamándolo de otra forma”. Así, entre gran meta y gran meta, se mantienen situaciones como la exclusión, la violencia a las mujeres, a las niñas, a los niños, a las personas diferentes. Ya lo saben ustedes, todos esos subconjuntos que la sociedad, con sus prejuicios y sus ciencias, ha vulnerabilizado.

Percibo que en otros ámbitos del desarrollo, es posible percibir urgencia del Estado para lograr cambios en el día.¿Por qué relajación en unos ámbitos y urgencia en otros? Da para preguntarse.

DiversasAutoridades han planteado, como otra medida necesaria, la constitución (pero ya), de los Comités Departamentales contra la Discriminación. Seguro que sí y eso lo afirmo con énfasis. Pero aún insuficiente.

Los dispositivos para identificar la vulneración de derechos de diversos grupos poblacionales, gestionar su restitución, concientizar a la ciudadanía, etc., son insuficientes en más de un sentido y podría decirse que han pasado a formar parte de la estructura de la vulneración y la violencia hacia las poblaciones cuyos derechos debieran restituir. La constante denuncia, la intervención impotente, casi tímida de los operadores estatales en aquellos casos que no ameritan llegar a MEDIOS, restablecen la impunidad como norma, la vulneración como constante y la vulnerabilidad como condición.

No estoy diciendo que los cierren o que no sirven. Aclaración que hago con énfasis porque me suelo encontrar también unas reacciones extremistas que expresan una fragilidad profunda a toda crítica por mínima que ésta sea y que demandan una aprobación total. Si planteas que algo tendría que funcionar mejor entonces estás destruyendo. Hay unos ejércitos, unas redes cuya tarea parece ser la de conservar, que cualquier cambio, aunque chiquito, chiquito, se torna imposible o tarea de titanes.

Digo que son insuficientes y hay que analizar en dónde radican las insuficienciasantes de empezar a reproducir este o aquel dispositivo o procedimiento en serie. En la temática de restitución de derechos y de producción de inclusión social, es conservadurismo mantener el acto de David contra Goliat. Precisamos dispositivos estatales potentes, con muchos recursos humanos plenamente formados, presupuestos, autos, sirenas, capacidad de decisión. Para que no te reciban cada tanto argumentando que no hay caso, que no hay papel, que no hay para el transporte, que la única persona que podía atenderte esta de parto, de comisión, de campaña, de baja, en reunión, con mucho trabajo, que el jefe nunca está o terminen atenuando el sentir del vulnerado en algo así cómo “lo hizo sin querer queriendo y como el mundo no se cambia en un día, algún día habrá el baño, la concienciación a la comunidad, la capacitación a personal, irán a la casa, les citarán, lograrán que lleguen…, que en fin, al final no estás muerta aún, no?” Triste etcétera.

El problema no está tan sólo en ese sentido común al que a veces mal apelamos o en el establecimiento de dispositivos con muchos y gigantes encargos sociales,pocos recursos, viviendo día a día suimpotencia como el re-logro frente al acto vulnerador.

En esto de intentar ser un estado incluyente y de derecho, hay aún otros ámbitos problemáticos que considerar. La Ciencia, esa ciencia que aprendimos a nombrar con solemnidad y escribir con mayúsculas cuando pasamos por los respectivos Templos del Saber, y con la cual algún o alguna iluminista sustituyó el Credo, como así estaba propuesto. Muchas ciencias difunden bajo la categoría de La Verdad contenidos que podemos definir como excluyentes, discriminatorios, devaluantes...y no sólo en el ámbito étnico, cultural, político o geo político, por citar aquellos que parecen ser de preferente preocupación de los afanes descolonizadores actuales y en los que se están desarrollando algunas acciones.

Varios sectores podrían procesaralgunas nomenclaturas científicas  que se encuentran plenamente en boga y en cuya aplicación se construye poder profesional, que definen como enfermedades, vicios, taras, disfunciones y demás lo que en realidad podrían ser solamente diversidades humanas: algunas determinadas genéticamente y otras construidas socialmente. Todavía falta saber.Cuánta honestidad y humildad se requiere para interiorizar esa frase: Todavía falta saber. Necesitamos mucha revisión,  investigación, mucha teorización en el ámbito de las ciencias.Imagino que Educación Superior y Universidades deben estar al tope de procesos investigativos, re-conceptualizaciones, teorizaciones de todas las ciencias. Lo necesario y responsable sería eso. Eso sería más o menos, querer queriendo. En las gestiones que vengo desarrollando, veo más un sin querer queriendo.

Retorno al tema que me permitió ejemplificar mis preocupaciones. Me pregunto en qué medida, estos directores de establecimientos educativos y los profesores a quienes ha sido delegada la responsabilidad de controlar el material educativo, se habrán formado a la luz de esas verdades discriminatorias, algunas habitando su sentido común, otras habitando su saber científico. La misma pregunta vale para “autores, coautores, cómplices y/o encubridores...” de la exclusión social.En esto de apelar responsabilidad, pregunto en qué medida el Estado respaldará el ejercicio de estas nuevas funciones  que les han sido delegadas a directores y profesores: ¿Capacitándoles, acompañándoles, supervisándoles, empoderándoles? Ojalá que no estemos construyendo un nuevo proceso judicial para otro cualquiera, como solución aparente cuando los tornillos salten. Algo así como destitución, descuento, cambio de…

La producción de un “sentido común”, el establecimiento de dispositivos potentes y la necesidad de producción de saberes, convergentes todos ellos con los logros que pretendemos en materia de ejercicio de derechos e inclusión. Cito algunos ámbitos donde es necesario construir suficiencia.

Vamos con el Autor. Hace bien en pedir disculpas y aceptar someterse a lo que corresponde. Recuerde la cadena humana que acompañó esta supenosa idea hasta el momento de re-imprimirla. Proceso y sanción para toda la cadena. Lo que yo creo que corresponde: exigir que “autores, coautores, cómplices y/o encubridores...” tengan oportunidad y sean sometidas y sometidos a informarse y formarse de manera que desestructuren sus valores excluyentes y, simultáneamente, interioricen valores de respeto, inclusión, responsabilidad… para vivir bien. Dudo que mi sugerencia prospere o siquiera tenga lugar en la lógica judicial que se aplica en nuestro Estado. Pero insisto.

He escuchado varias críticas a la alta sensibilidad con la que autoridades de la región agraviada han percibido el asunto de las láminas y demás. La crítica en realidad es que no han expresado la misma extrema sensibilidad, para, por ejemplo, proceder en contra de “autores, coautores, cómplices y/o encubridores...” de metidas de mano y otras vejaciones de hecho, cuyas víctimas fueron mujeres. Yo añadiría, y para con la vulneración de derechos en general. Concuerdo con la crítica. Sensibilidad selectiva y vaivenes de percepción que son propias del partidismo y las encontramos de todo color y en todo lugar y que afectan en forma extrema la vida de todas y todos cada día. Constituyen un contexto educativo intenso y profundo, en tanto la articulan personas que ocupan lugares de referentes de desarrollo de la comunidad. Porque así lo han decidido ellos y así lo ha decidido la generación adulta votante.  Lo que se pone en juego es la incertidumbre de la percepción: hoy el blanco es blanco, mañana es negro y pasado verde, hoy estoy en contra, mañana a favor, pasado me vale. Muy grave. Justamente por ello, me voy por la acción política y en contra de todo desvario partidista: Frente a este hecho y otros similares también y siempre hay que actuar.

Otro retorno a las láminas: sugiero sopesar lo dicho por el Ministro de Educación respecto a la competencia de regulación del gobierno, citado por Página Siete, “El gobierno no puede controlar la venta de documentos como ése, denominados “material de apoyo escolar”.  No lo tengo claro. Tal vez sí puede, ya que en otros ámbitos para intervenir y por lo menos intentar controlar no se ha frenado. Pero tal vez no debiera aún pudiendo. Habrá que analizarlo.

El gobierno, como operador responsable del Estado, siendo además que ha luchado en el nivel central, departamental y municipal para ocupar ese lugar de responsabilidad,  Puede y Debe, generar procesos educativos globales y específicos que atraviesen la cotidianeidad social. Los que tienen que acontecer en la academia y fuera de ella. Producir ciencias. Establecer dispositivos potentes que puedan abordar transversalmente, tanto en sentido poblacional como de ámbitos de desarrollo, esta deuda milenaria que es la restitución de derechos. Destinar fondos de manera inmediata para transformar cotidianeidades que hemos expresado como parte de las insuficiencias de nuestro sistema. El gobierno en todos sus niveles, pues debe querer queriendo.

El título es a propósito. En el ámbito de la vulneración de derechos y en la comisión de delito en que muchas veces degenera, la cadena de acontecimientos tiene siempre el trasfondo de que las cosas pasan sin que nadie en particular quiera tanto, sobre todo la parte de las consecuencias desagradables del acto vulnerador o los trabajos del proceso reparador. Otra forma de relatar la ausencia de responsabilidad y/o la conformación de contextos de impunidad.Ausencia de…en las personas, sus grupos, sus sociedades, pero sobre todo de sus gobiernos. Mayor exigencia de, a los gobiernos, en tanto están conformados por un conjunto de personas que se mueven dramáticamente para ocupar el lugar de poder representar al Estado, actuar en nombre de El. Pues a responsabilizarse por ello y ya.En el caso de las láminas y todos los otros. Hay que parar la cadena de irresponsabilidades y elusiones. Hay que avanzar en la integración, la convergencia y la coherencia entre intención y acto. Es hora de que las cosas pasen queriendo, y queriendo bien. Esto es, sabiendo a donde va lo que estamos queriendo,pudiéndolo  decir transparentemente y asumiendo los trabajos responsablemente. A mí eso me suena como que sería posible vivir mejor.