Opinion

VIEJITOS PERO RENDIDORES
Justo y Cabal
VICTOR HUGO MAIDANA ALCOBA
Domingo, 18 Febrero, 2018 - 19:54

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El auto transporte de pasajeros en la ciudad de La Paz es un problema sin solución, ¿será por qué no pueden o porque sencillamente no quieren solucionarlo?, todo apunta a que los choferes no ponen de su parte y las autoridades hacen muy poco, al final los que pagan los patos de la boda son los usuarios.
Mirando los periódicos de los años 60 – 70, y recogiendo testimonios, se puede ver que, los sindicatos Eduardo Abaroa, los inmortales azules que unen la zonas de Sopocachi con la Buenos Aires; Villa Victoria, los verdes que bajaban desde Munaypata hasta el centro de la ciudad; Litoral, los aurinegros de la zona Sur y San Cristóbal, desde el corazón miraflorino, han trabajado siempre con buses primero y después con microbuses (no minibuses, aunque ahora si también entraron al juego).
Los vehículos, Chevrolet, Ford, Internacional, Fargo de la época, tenían un conductor y un ayudante cobrador, estos últimos eran jovencitos agiles que bajan por una puerta al vuelo con el coche en marcha y subían por la otra, llevando entre los dedos los billetes y sus boletitas de colores tamaño de una caja de fósforos, con su clásico; pasaje, pasaje, boletos, seguida (no decían enseguida) su cambio, al fondo hay espacio, chiquito dale asiento al caballero, no me pise señora… Los buses iban repletos.
Entre los recuerdos queda que los más modernos tenían radio receptor en cabina y al frente algunos stikers decorativos que decían; “no distraiga al conductor, una rubia coqueteando con el chofer, anuncie a donde viaja, un astronauta con su maleta en la mano o anuncie cuando baja, con un personaje bien dormido entre ellos un cocodrilo”.
Los usuarios siempre se quejaban de viajar como sardinas, luchando por un asiento y por llegar rápido a su destino.
Por los años 70 aparecieron los microbuses, vehículos más pequeños, pertenecían a los mismos sindicatos, no llevaban pasajeros de pie, era ciertamente un servicio especial, marchaba bien y mucha gente estaba conforme, algo se había avanzado.
Tanto los buses como los micros que aun están en servicio todavía, sobre todo en la línea Litoral, se ve a esos fuertes DODGE que suben las cuestas como si fueran vehículos nuevos.
Pese a todo los conductores de estos vehículos tienen cierto orden, mantienen a los coches viejitos, pero presentables, en su mayoría están limpios, los choferes en buen numero dan buen trato al pasajero, son automovilistas experimentados, muchos de ellos no paran donde se les antoja, lo hacen con preferencia en las esquinas.
En los años 80, antes de la llegada de los buses municipales EMTA, ciertamente se presentó una crisis del transporte de pasajeros, eran momentos difíciles dentro de lo que se conoce “como tiempos de la UDP”.
No había transporte de pasajeros sobre todo para la ciudad del Alto, que comenzaba a crecer, en zonas como Villa Dolores, Adela y Ciudad Satélite, donde el Consejo Nacional de la vivienda CONAVI, adjudico viviendas sociales a sectores laborales como maestros y mineros particularmente.
Entonces fue cuando no falto un “vivo” que puso un minibús en circulación como “rapidito” y ese fue el germen, el negocio era rentable, aparecieron uno, dos y luego cientos de minibuses, hoy por hoy han inundado las calles y caotizado la ciudad.
El mal se volvió necesario, estos vehículos pequeños, comenzaron a llegar a todas partes de la ciudad, prácticamente desplazaron a los buses y a los micros.
Como los males no vienen solos, lueguito no más aparecieron los carris, vehículos más pequeños todavía.
Todos peleando por rutas, todos pretendiendo pasar por la Pérez, si o si, trameando y haciendo lo que quieren a vista y paciencia de las autoridades, paran donde sea, cobran lo que quieren, sus conductores en su mayoría deben sufrir de estreñimiento, siempre están renegando y su chic chiqui en la radio, está a todo volumen.
Si el conductor tiene algún acompañante, listo el pollo, sus cuentos y chimes son de todo calibre, desde bromas de mal y buen gusto, hasta cuentos colorados con historias de aventuras en “alojas” (alojamientos) son dichos a todo pulmón. Como para crear un nuevo refrán,” Súbete a un minibús y veras lo que es”.
En conclusión, el autotransporte de pasajeros en La Paz, nunca se mejoró, los minibuses son las más impopulares y el peor servicio, se los acepta por que no queda otra.
La solución pasa por el tamaño de las movilidades, los buses y los micros, son los servicios más aceptados y aceptables, son viejitos pero rendidores.
GRACIAS Y HASTA LA PROXIMA CUANDO VUELVA PARA HABLAR JUSTO Y CABAL