Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón

Existen mujer y hombres que necesitan poner su corazón en un «tesoro que no pueda ser arrebatado por los ladrones, ni corroído por la polilla».

Los neo tesoros de hoy

Uno de los riesgos que lo amenaza constantemente al ser humano de hoy es el caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria, masificada... de la que no es fácil escapar.

Con el pasar de los años, los proyectos, las metas y los ideales de muchas personas terminan reduciéndose y empobreciéndose poco a poco.

Son muchos los que viven a la deriva, sin esperanza; su vida se vacía de sentido. Sienten que pierden la fuente de su propia creatividad. No sabe para qué trabajar.

El vivir se reduce a una cadena de sucesos, situaciones e incidentes, sin que nada realmente vivo le dé sentido.

Su corazón no acepta un Dios absoluto, pero diviniza el Dinero y apoya en él toda su existencia. Y sobre ese fondo común del Dinero como divinidad suprema, la sociedad moderna se puebla de nuevas deidades (ídolos) que exigen su culto, sus mitos y sus fieles adoradores: el sexo, la abundancia, el poder, el cuerpo, la salud,...

Nuestro corazón busca un tesoro distinto

Sin embargo en el fondo algunos seres humanos no se contentan con cualquier tesoro y continúa buscando siempre algo más, algo mejor y más pleno.

Quiere redescubrir constantemente la fuerza de su fe, conocerla con más profundidad, confrontarla con otras actitudes posibles ante la vida, agradecerla y tratar de vivirla con todas sus consecuencias.

Jesús de Nazaret lo dijo hace dos mil años: allí donde está tu tesoro ahí está tu corazón. Gracias a Dios que existen seres humanos de hoy y de ayer que necesitan, que quieren poner su corazón en un «tesoro que no pueda ser arrebatado por los ladrones, ni corroído por la polilla.

Gracias por esas soñadoras y soñadores que ponen su corazón en un tesoro distinto, humano, fraterno y solidario.