Conciencia Pachamama

Por: Emb. Fernando Huanacuni Mamani*

Aunque la costumbre ahora es realizar ofrendas el 1 de agosto, en nuestros Ayllus ofrendamos todo el mes e incluso hasta el 21 de septiembre; éste es un tiempo para ofrendar a la Pachamama y aunque hoy en día la mayor parte de las personas que le ofrendan, lo hacen para pedir, éste en realidad es un tiempo para agradecer. Esta época se denomina Lakan Phaxsi (mes en el que la Madre Tierra despierta y abre la boca), en esta época la Pachamama despierta después de un largo sueño, después de haber estado durmiendo durante el chacha pacha (parcialidad del varón) y despierta con hambre por lo que abre su boca para comer.

La referencia del primero de agosto corresponde al calendario gregoriano, pero recordemos que este calendario está desfasado de los ciclos naturales; el indicador natural de que la Pachamama ha despertado es la primera nevada, es entonces dicen los abuelos y abuelas, cuando la Madre Tierra despierta y empieza a prepararse para el nuevo tiempo de siembra y de cosecha; donde sus hijos le recibimos y le damos de comer, a través de la wajta, la lokta (ofrenda de semillas, dulces, frutos y plantas aromáticas). En esta época empieza la preparación de Warmi Pacha (parcialidad de la mujer) y la finalización de Chacha Pacha (parcialidad del varón). 

Ofrecer la wajta a la Pachamama, tiene muchas connotaciones, primero despertar en la “conciencia Pachamama”, que implica reconocer primero que es un ser vivo y no materia inerte, segundo que somos sus hijos y somos parte de ella, tercero que todo lo que existe es parte del equilibrio y la armonía de la vida, cuarto que todo lo que existe, está profundamente interrelacionado.

Para comprender la vida necesitamos observar los ciclos naturales y unirnos a ellos, si aprendemos del Yapuchiri (el buen agricultor), veremos que respeta los ciclos de la naturaleza; que sabe que hay un tiempo para sembrar, para cosechar, y para hacer descansar la tierra; también sabe que para sembrar es necesario preparar la tierra, removerla y abonarla para que la semilla caiga en tierra fértil. Los seres humanos somos los más grandes agricultores de nuestras vidas, así que preparar la tierra, removerla, abonarla, implica en nuestras vidas, remover también nuestras estructuras, no estancarnos en el tiempo con ideas prefijadas, preconceptos o prejuicios. 

En nuestra cosmovisión, por mucho tiempo se anunció la llegada del Pachakuti, el proceso de inversión de la vida, con el cual se inicia una nueva época; la misma que nos llama a accionar desde una conciencia diferente,precisamente la conciencia Pachamama, es la profunda relación con la Madre Tierra y en este tiempo de reordenamiento de la vida (Pachakuti), nuestro interior (el Manqhapacha) necesita ser removido y abonado; y tenemos que seleccionar las semillas; proyectos, sueños, trabajos, nuevos emprendimientos, para la siembra en nuestras vidas. El agricultor también conoce una de las más grandes leyes de la vida; que si sembramos papas, vamos a cosechar papas. 

Estamos al inicio del Jach’a Uru, el nuevo tiempo; que también implica un cambio de paradigma, el retorno a nuestra identidad, a nuestro propio camino; en el que debemos comprender las enseñanzas de nuestros ancestros. Por lo tanto, más que ocuparnos en dejarles tierras a nuestros hijos, hay que ocuparse en dejar buenos hijos a la Madre Tierra. 

(*) es aymara, miembro de la Comunidad Sariri.