Bolivia: ¿Matemáticamente estamos preparados para afrontar el Covid-19?

Por: Alfredo Zaconeta Torrico - periodista

Cuando crees que lo escuchaste todo, viene el presidente del Estado, la mañana de este lunes, asegurando que Matemáticamente a más pruebas que se hagan, más casos Covid-19.

“No me voy a cansar de hacerlo (…), a más test, vamos a encontrar, matemáticamente también, más gente que esté en términos de volúmenes, números de infectados que van a reportarse en los medios de comunicación”.

La genialidad del presidente me hace recuerdo a frases épicas de un pseudo matemático, que aseguraba: “El sol se va esconder y la luna se va escapar y todo será tristeza”, “90×3 es igual a 180” o “…a los 16 médicos que ya existen, le van a aumentar otros seis nuevos médicos, para tener un equipo de un total de 24 médicos».

La lógica nos enseña algo elemental, y es obvio que, a mayores pruebas, mayores serán los resultados positivos de personas contagiadas por Covid-19; Arce pretende subestimar el sentido común de la gente con su declaración provocativa.

Bien, ahora que digerimos la lógica del presidente -matemáticamente hablando-, la preocupación no se reduce a la cifra cotidiana de positivos, sino a la cantidad de Unidades de Terapia Intensiva (UTI) con las que se cuenta en el sistema público de salud del país, que alcanzan solo a 431, cuando -matemáticamente hablando- los especialistas aseguraron que el país mínimamente requiere 1200 UTI para enfrentar la segunda ola de la pandemia.

Matemáticamente hablando -en la lógica del presidente-, en el país hay 263 profesionales intensivistas, que, según normativa, deberían atender a cuatro pacientes (por especialista), sin embargo, por la emergencia cada médico intensivista está atendiendo a más de 15 personas en algunos hospitales.

Al 15 de enero de este 2021 -matemáticamente hablando-, por día un médico perdió la vida a causa del Covid-19, por contagio en su lucha en primera línea.

Actualmente -matemáticamente hablando- en todo el país hay sólo 34 hospitales públicos de tercer nivel, cuando deberían ser al menos 149 para los 11 millones de habitantes, esto, según los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hasta esta gestión, los ítems para el personal de salud llegaban a 1.200, menos del 50% de los 3.000 que se necesitan, esto, matemáticamente hablando.

Arce recurre a la ciencia exacta para entrar a la ciencia ficción, pretendiendo hacernos creer que el actual sistema de salud está capacitado para afrontar la segunda ola del Coronavirus, cuando quedó expuesto, en diferentes momentos, la carencia de: UTI, medicamentos, respiradores, barbijos, oxígeno y, sobre todo, de personal médico.

Antes de pedirnos “aguantar y resistir” a esta nueva ola, hasta que lleguen las vacunas, el presidente Arce debe asumir que ahora no hablamos solo de una pandemia, sino, que el Covid-19 alcanzó el nivel de Sindemia, que ya fue estudiada en los años noventa por el antropólogo médico Merrill Singer, para describir la interacción entre elementos biológicos y sociales en la expansión de determinadas enfermedades.

Luis Arce debe entender que hasta marzo -fecha en que llegarían las vacunas-, ante la falta de equipamiento, personal médico y medicamentos -matemáticamente hablando- muchas serán las vidas sacrificadas a causa de su falta de acción oportuna y planificada.

Hoy muchas vidas dependen de las próximas acciones del presidente Luis Arce, en una Bolivia que afronta un crecimiento epidemiológico sin parangón alguno.