Acerca del zorro Antonio

Por: *Dalul López Molina

La historia del zorro Antonio es solo un ejemplo más de los miles de animales que vivieron y viven situaciones difíciles a causa del accionar humano. Esta historia comenzó mal y en estos casos, lo que mal comienza, se complica.

Aplaudo desde el fondo de mi corazón el momento en que un humano deja de lado su miedo y vida para tratar de salvar a un ser vivo. Tal cual lo hizo la persona que encontró a Antonio, que no lo dejó morir e intentó ponerlo a salvo. Hasta ahí esta persona podía haber sido considerada como héroe.

¿Cuándo pasó de héroe a culpable?, el momento que decidió “quedárselo”, esa simple decisión de no buscar ayuda experta y quitarle a Antonio la posibilidad de volver a su hábitat es el momento en el que un gran acto se convierte en un error.

Muchos se dejaron conmover con el zorrito bebé y su “supuesto dueño” tomando mamadera, jugando con los perritos y gatitos, dando vueltas en la sala o dejándose acariciar. Esas imágenes llegaron al corazón de los que lo ven como una posible mascota; pero señores más allá de corazón se debe actuar también con la cabeza.

¿Y por qué es tan importante que Antonio no viva con humanos?. La respuesta es muy simple Antonio no es un perro (canis lupus familiaris) es un zorro (Lycalopex culpaeus) que, aunque tengan cierto parecido morfológico, son especies completamente diferentes.

Un perro sí es doméstico y no representa un peligro para su familia humana, es un ser que por naturaleza vive en manada y acepta y se somete a un alfa aprendiendo a obedecer. Por el contrario, un zorro es un animal silvestre cuya naturaleza no es vivir en manada, es un animal solitario que no se somete a un alfa. Ahora como cachorro, (antes del año de edad) se muestra dócil y cariñoso, sin embargo, de adulto, responderá a su naturaleza agresiva; y qué hará su “supuesta familia” cuando Antonio sea una amenaza: seguramente suplicará porque se lo lleven o pedirán sacrificarlo.

¿Y qué hacemos ahora? Cómo solucionar el problema; tomando en cuenta nuestra realidad. Sabemos que Antonio no puede ir directamente a su hábitat; pues le quitaron la oportunidad de aprender a sobrevivir con el afán de convertirlo en “perro faldero”. Entonces debe volver a recuperar su instinto poco a poco y, si se logra, recién se podrá definir su hogar final.

Estos días Facebook y medios de comunicación dieron amplia cobertura a este asunto; fue una discusión importante el destino del zorro Antonio, posiciones encontradas, campañas, críticas y presión para las autoridades llevaron a decidir que Antonio sea trasladado a la ciudad de La Paz.

Cuando escuché que fue ingresado al Zoológico Municipal Vesty Pakos sentí paz. A principios de este año, trabajé como voluntaria en este centro municipal; recuerdo que toda una mañana, que me tocó barrer los alrededores del espacio que ocupan los zorros, más que barrer me distraje mirando a estos tímidos animales que esperaban que la bulla de la gente se vaya para salir y, puedo asegurarles, que en la medida de lo posible, tienen un espacio digno, refugios para descansar, alimento completamente apto a su especie y la supervisión constante de los cuidadores y veterinarios que los monitorean.

Por ello les pido no dejarse llevar por comentarios infundados, si realmente quieren defender a los animales salgan de su zona de confort, conozcan objetivamente la realidad, investiguen, vean, pregunten y apoyen el trabajo de los que están intentando por lo menos hacer algo. Si todos crecemos en conciencia, de una forma correcta, vamos a lograr mejorar las condiciones de vida de los animales.

Que la situación de este animal, el “zorro Antonio”, ahora conocido y querido por muchos sirva de reflexión para evitar el tráfico y tenencia de animales silvestres, que también nos mueva a ser actores para cambiar lo que está mal. El objetivo es lograr que los seres vivos que comparten nuestro planeta tengan en nosotros compañeros no enemigos.


*Es médica veterinaria

(Agencia de Noticias Ambientales)