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No todas las escuderías son millonarias en la fórmula uno

Viernes, 31 Octubre, 2014 - 16:40

Problemas de liquidez atacan a los equipos pequeños de la Máxima: Marussia y Caterham se bajaron del GP de EE.UU. y Sauber y Force India tambalean.

La desaparición del equipo HRT en el 2012, acuciado por las deudas, encendió la alarma. La pequeña escuadra española ingresó en la Fórmula 1 en el 2010 seducida por el control de gastos que había anunciado Max Mosley, entonces presidente de la FIA. La promesa del dirigente cayó en saco roto y la Máxima se sigue moviendo al ritmo de los millones de las escuadras grandes, mientras las más chicas hacen malabares para sobrevivir. Pero cada vez cuesta más.

En el GP de Estados Unidos, que comenzará hoy, habrá apenas 18 autos tras la baja de Marussia y Caterham, las otras dos estructuras que debutaron en el 2010. El millonario Andrey Cheglakov, dueño del team ruso, se cansó de sostener con su billetera el castillo de naipes y buscó infructuosamente un comprador. Así, con 220 millones de dólares de pérdida, decidió entrar en concurso. Por su parte, el malayo Tony Fernandes (dueño de una cadena hotelera y una línea aérea) encontró un comprador para Caterham, pero todo sucumbió. Resultado: Caterham también está en concurso y la justicia incautó volantes, neumáticos, herramientas y autos de otras temporadas en su sede de Leafield.

Los males de las escuadras no se acaban ahí. Force India y Sauber están en la cuerda floja. Claro, es que el negocio de la Fórmula 1 apunta a los equipos grandes, nada más. Ese es el lineamiento que siguió siempre Bernie Ecclestone, quien maneja los hilos de la categoría.

A pedido de las escuadras, el octogenario inglés resolvió aumentar el dinero que se distribuye anualmente entre los equipos en la renovación del 2013 del Pacto de la Concordia (acuerdo entre FOM, FIA y escuadras). Se pasó del 47,5% al 63% de las ganancias. Pero claro, la distribución no es equitativa, ni mucho menos, porque se tienen en cuenta las posiciones del torneo anterior y la historia. Así, los equipos del fondo de la parrilla se quedan con migajas comparado con lo que aumentan las arcas de los grandes (Ferrari, Mercedes, McLaren, Williams y Red Bull), que, además, tienen poder de voto permanente en el Grupo de Estrategia de la F-1.

Ejemplos: Ferrari se llevó una porción de casi 160 millones de dólares en el 2013. Claro, la Rossa tiene trato aparte con Bernie y acumuló casi 67 millones por su tercer puesto en el Mundial y otros 92 por su acuerdo particular. Ecclestone respeta que el Cavallino compitió en todas las temporadas. El equipo italiano fue el que más dinero se llevó en premios (a eso hay que sumar los casi 400 millones anuales que suma por sponsors). Red Bull, el campeón, embolsó 151 millones.

Ante la crítica situación, Ecclestone busca soluciones. ¿Ayudar a los chicos? No. Existiría una cláusula secreta en el Pacto de la Concordia que marcaría la utilización de un tercer auto por equipo si en la parrilla quedan menos de 20. Entonces habría tres Ferrari, tres Mercedes, etc; el sueño de Bernie. Desde la FIA lanzan el naif discurso de bajar gastos, pero encuentran la negativa de las escuadras poderosas. Claro, Mercedes gastó este año para dominar la F-1 casi 350 millones de dólares. Marussia tuvo un presupuesto de 100. Así es imposible competir.

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