EN PLENA CRISIS
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Experto considera un “error político” someter a presión al Tribunal Supremo Electoral

La independencia del Tribunal Supremo Electoral (TSE) respecto de otros órganos del Estado es una condición ineludible para la conducción del proceso electoral en curso y, por tanto, constituye un “error político” someterlo a cualquier tipo de presión, aseguró el economista y director del Instituto Prisma, Horst Grebe.

Apelando a su larga trayectoria en temas de democracia y desarrollo, dijo que el órgano electoral debe cumplir sus funciones constitucionales con total independencia como poder del Estado, para la transparencia e imparcialidad del proceso electoral.

“Es desleal e irresponsable, y además un error político, pedir la renuncia de las autoridades electorales o someterlo a la presión de determinados grupos”, dijo Grebe que también integra la Ruta de la Democracia, una coalición institucional que vela por la transparencia e integridad electoral.

El TSE se enfrenta a uno de los más complejos procesos electorales, en medio de una crisis política, económica y social, además de sanitaria, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, “ya es demasiada responsabilidad, no hay para que aumentar la presión”, insistió.

Dijo que no hay que perder de vista que “el TSE es el resultado de una sucesión constitucional y la instalación de gobierno transitorio con dos funciones, la pacificación y la convocatoria a nuevas elecciones con un nuevo árbitro electoral, sin embargo, irrumpió una emergencia inesperada que ha cambiado la ruta y los plazos para elecciones transparentes y confiables”.

A todo ello, señaló, deben sumarse  los conflictos desatados en el país que han puesto de manifiesto que “estamos ante un escenario complejo, con actores políticos, institucionales, sociales y movimientos con vocación violentista” por lo que insistió en la necesidad de proteger y potenciar al organismo electoral “que es acosado desde diferentes flancos para quitarle facultades como cuarto órgano del Estado, que está dividido porque tiene dentro a representantes del MAS (Movimiento Al Socialismo) que tratan de hacer buena letra con sus mandantes fuera de la institución electoral y, particularmente, está bajo  grave la presión de la Asamblea Legislativa  controlada por el MAS y que pretende, mediante leyes,  arrogarse funciones y tomar decisiones que le competen al Tribunal Supremo Electoral”.

La crisis sanitaria global y la crisis económica que es una de sus consecuencias, está en todos los países, dijo, “pero cada país reacciona de acuerdo a sus posibilidades, a sus circunstancias y a sus actores y, en el caso boliviano, la crisis se agrava por la situación política que se ha tornado extrema por la irracionalidad de algunos actores”.

Pronosticó un panorama económico y social complejo y, aunque destacó que en comparación con otros países Bolivia no está mal, dijo que “se requerirá una nueva estrategia de desarrollo y nuevas políticas a mediano y largo plazo, no se puede reclamar al gobierno medidas y acciones que claramente no está en condiciones de cumplir, pero en río revuelto todo el mundo quiere pescar, no hay voluntad para salir sin daños estructurales de esta difícil situación”.

En su criterio, “la única posibilidad de cambiar la actual la situación es con la realización de las elecciones, tienen que realizarse con una circunstancia sanitaria que sea manejable en términos de seguridad, el resultado debe ser reconocido por todos los participantes en los comicios y luego dar lugar a la configuración de un nuevo gobierno”.

Sin embargo, admitió es posible predecir que el resultado no será un gobierno suficientemente fuerte y habrá necesidad de acuerdos, alianzas y compromisos “para sacar a flote, con el voto por detrás, al país, en un proceso que va a ser largo”.